A pesar de los esfuerzos de la industria por ampliar su contenido, el cine cada vez cuenta con menos adeptos en las salas. Razón por la que, paralelamente, los directores abordan nuevas vías cinematográficas y los usuarios, como reacción, acceden al mundo de la descarga gratuita. Un acto subversivo y que, además de un ahorro, contribuye a la salud de nuestro planeta.
La decadencia del séptimo arte
Si bien es cierto que la preciada industria del séptimo arte precisa de fondos para proseguir el curso de su buena fama y fe, a menudo sus encarecidos precios convierten la cinematografía en prácticamente un lujo para la población. Con las entradas a las salas de cine por las nubes, el descenso en la compra de películas en formato físico dado al auge de las plataformas de streaming y un producto cada vez menos competitivo, la descarga de películas se ha convertido en una fantástica actividad de cribaje. Sin necesidad de invertir dinero en un producto de cuya satisfacción dudamos ya de forma automática, las descargas cinematográficas son, además de un ahorro, una pequeña contribución al planeta.
Una de las leyes que rige al ser humano en la era moderna es que, si un producto es bueno, no importa el precio. Sin embargo, la industria del cine se ha venido a menos a lo largo del tiempo. Sea tanto por el exceso de producciones faraónicas centradas en contentar a la audiencia masiva, como por un punto muerto creativo, los cinéfilos apenas pagan por consumir películas. Razón por la que cada vez más usuarios buscan con exhaustivamente Peliculas Gratis en muchas plataformas de descarga seguras y, sobre todo, gratuitas y con un gran catálogo. Un acto que, de hecho, sirve tanto para ahorrarse un dinero que quizás no sea retribuido con haber pasado un buen rato, como a modo de resistencia y crítica contra la industria actual.
Un acto de resistencia y crítica
La plataforma Descargarpeliculasgratis, como reza su mismo nombre, aglutina un vasto repertorio de páginas web donde descargar películas de alta resolución de forma totalmente gratuita. Se trata, en conjunto, de todo un arsenal de recursos para poder devolver al usuario cinéfilo la capacidad de decidir qué ver gracias a la comodidad de Internet y uniendo a ello, en otras plataformas, el acceso a tráileres y opiniones que permitan decidir antes de tiempo. Siendo necesario añadir que, en la previa a la elección de la película, su descarga gratuita admite desestimarla y borrarla sin necesidad de haber vaciado nuestros bolsillos a cambio de un posible mal trago.
Descargar una película es, además, el acto de resistencia por excelencia del usuario promedio de la red. Acceder gratuitamente a una película supone una desestabilización económica de la industria, lo que a su vez promueve que la misma se pregunte el porqué del déficit de clientes en las salas de cine. Del mismo modo, esto lleva a algunos directores a replantear su concepción cinematográfica, incorporando cada vez más novedades en las salas. Por ejemplo, versiones extendidas de la película, ediciones alternativas y otros “plugins cinematográficos” para estimular al cinéfilo que rechaza el riesgo al desencanto. Todo eso, además, sin contar con la sostenibilidad de la descarga de películas.
Del olvido al objeto de culto
El hecho de poder aglutinar cuantas películas se desee y, a su vez, desecharlas una vez ya la hemos consumido y, quizás, descartado es toda una revolución en la industria. Algo que, además, nos permite adquirir un cariz distinto cuanto al abordaje de la nueva cinematografía. Es decir, en lugar de acumular todo tipo de películas en formato físico, podemos focalizar nuestras elecciones mientras reducimos o multiplicamos su cantidad. Asimismo, las páginas que lo proporcionan existen en muy distintas tipologías e incluso centradas en sectores específicos. Una característica que nos concede acceso a películas retiradas del mercado.
El cinéfilo más exquisito, por lo tanto, puede hallar en la red su jardín de las delicias particular. Un espacio amplio cuya multiplicidad de contenidos no conoce límites ni fronteras y donde, desde la película más antigua y hasta la más censurada por la industria o el mismo mercado, tiene cabida. Una capacidad que, en cambio, no se da en la mayoría de comercios cinematográficos, menos aún en las salas de cine si no forman parte de un evento especialmente puntual. Series, documentales, cortometrajes experimentales y grandes hitos silenciados de la cinematografía irrumpen en Internet convirtiéndose en objeto de culto con la fuerza que jamás han conocido en su medio natural.
La democratización del arte
A menudo sin saberlo, las plataformas para descargar películas gratuitamente son un frente de lucha abierto contra los actuales estándares cinematográficos. Siendo también un plus de comodidad para el cinéfilo, tanto para el bolsillo como el desplazamiento y otros factores, este, a su vez, acto de resistencia es primordial por parte de la ciudadanía ante sus creadores de contenido.
La industria necesita del rechazo de sus consumidores, que sin embargo aprecian enormemente el contenido, para poder avanzar hacia nuevos caminos de consumo, asequibles y potentes, que democraticen el arte y refuercen su sentido. Por ahora, el mejor acceso a la cinematografía es la descarga gratuita de películas que, gracias a plataformas como la antes mencionada, nos aproximan a un disfrute mayor, concienciado, asequible y ecológico a la espera de la subversión del orden cinematográfico.